“Si alguien se muere, ya saben a quién preguntar”, declaró, con tono de enojo, la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, después de que anunció que Zapallar subió sus contagios en un 307% debido a la polémica fiesta clandestina de Cachagua.
Martorell señaló que “cuesta entender que las personas crean que es por la fiscalización que deben cuidarse”, a lo que añadió que las reuniones ilegales son “delitos sanitarios porque cuestan vidas”.
“Que nos falta para entender que hay muchísimas familias que tienen un familiar menos y que ninguna fiscalización será suficiente”, expresó para cerrar la subsecretaria.
Palabras similares tuvo el ministro de Salud, Enrique Paris, quien afirmó “que espera la comunidad, que esperan los habitantes de Chile, para tomar conciencia de esta gravedad”.
Por Bruno Mansilla
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