Columna de opinión
Fecha de publicación: 3 de enero de 2021
SaludableMente
mal
| Matías Zamora
Periodista
El Gobierno llegó tarde y parece que no le importó. Durante el período enero-mayo del 2020, las licencias médicas por causas de trastornos psíquicos crecieron en un 25% respecto del 2019. El mandato de Sebastián Piñera parece que se dio cuenta de este problema en junio de 2020 cuando implementó el programa SaludableMente para apoyar a los chilenos en materia de salud mental ¿Sirvió de algo?
Un estudio de la Universidad San Sebastián publicado en noviembre de 2020, por el diario La Tercera, señaló que “el 51% de los encuestados reconoce que necesita y/o que necesitará a futuro atenciones en salud mental o consejerías. Mientras que, el 35% considera que necesitarán apoyo espiritual o de comunidades religiosas”.
Han existido un sinfín de medidas para evitar contagios: Plan Paso a Paso, toques de queda, cordones sanitarios, la llegada de vacunas, entre otros. Pero la falta de eficacia en las políticas públicas en pro de la salud mental, tienen a Chile hoy en día con “tasas 20% más altas que el promedio mundial tanto en depresión como sintomatología depresiva”, según datos recogidos por el instituto MIDAP (CIPER, Pub. 5.12.2020).
Si bien el Gobierno tiene una gran responsabilidad, nosotros como ciudadanos tenemos el deber de contribuir a la sana convivencia, la solidaridad, la empatía, el respeto, el cuidado mutuo y todos aquellos elementos que están dentro de cada uno de nosotros para aportar en el desarrollo de una mejor sociedad en este sentido.
Sin embargo, es absolutamente necesario fortalecer o reinventar el programa SaludableMente, hacer que funcione y darle prioridad para disminuir las crueles cifras que tenemos en materia de salud mental.
El sitio web del Minsal promete “una plataforma donde los beneficiarios de Fonasa puedan agendar consultas psicológicas o psiquiátricas de forma gratuita, brindar apoyo de psicólogos y facilitar herramientas que les ayuden (a las personas) a mitigar problemas generados por la angustia o la ansiedad”. Por lo que la tarea del Gobierno es muy simple: cumplir su palabra.